Héctor Casanova:
¡Adiós al Sonero Cubano!
El jueves 17 de mayo del año 2007 se apagó otra voz de la música afrolatina y del género Salsa. Después de someterse a tantas operaciones, quimioterapia y largos tratamientos, al final el cáncer le ganó la batalla a Héctor Casanova, intérprete de los temas “El Faisán”, “Agua de Clavelito” y “El Inventor”, entre tantos otros. Casanova, quien contaba con 63 años de edad, estaba recluido en el centro de cuidados para pacientes terminales “Guild Home for the Blind”, ubicado en el condado de Yonkers –Nueva York-.
Quizás su obra musical no fue lo suficientemente extensa, pero lo que dejó grabado le acreditó mucho respeto y méritos en el ambiente de la Salsa. Allí radica lo importante de hacer buena música; la que perdura en el tiempo, sea un disco, dos, cien o uno solo. Lo que importa es la trascendencia en el tiempo. Y eso pasa con las grabaciones de Casanova. Hasta las nuevas generaciones que están escuchando Salsa, conocen los temas más rutilantes que fueron popularizados en la contagiosa voz de este sonero cubano.
Puede imaginarse uno, qué sintió en ese momento el Maestro Johnny Pacheco, a quien la vida le ha puesto la difícil tarea de presenciar la desaparición física de tres de sus mejores cantantes: Pete “Conde” Rodríguez, Celia Cruz y ahora, Héctor Casanova; quien trabajó junto a Pacheco en octubre del año 2006 en el Madison Square Garden, en la celebración de los 50 años de carrera artística y musical del “Zorro Plateado de la Salsa”; presentación esta que representa la última aparición de Héctor Casanova en vivo, cantando en silla de ruedas.
Algunos de los datos que se aportan en el trabajo que a continuación se presenta, fueron tomados de dos entrevistas realizadas por Eric González el 28 de septiembre del año 2001 y el 23 de abril del año 2006, extraordinario investigador y escritor de la música afrolatina y del género Salsa.
El origen de Casanova
Héctor Casanova nació en Marianao, población ubicada en La Habana (Cuba) el 19 de noviembre del año 1944. Lo de la música fue empírico, puesto que Casanova manifestó que sus padres –ambos fallecidos- no cantaban ni tuvieron que ver nunca con la música. Pero fue suficiente su cubanía, para desarrollarse en el ambiente.
Cantando desde la infancia
Casanova comenzó a cantar desde que era estudiante en el coro de la escuela –era tenor-. Después, siguió cantando con sus primos, con los cuales conformó un grupito. Tocaban en la esquina, en bailecitos; y luego pasó a la Escuela de Comercio y siguió cantando en el coro de esta escuela.
De Cuba a Nueva York
En el año 1962, Héctor Casanova viaja a la gran manzana, específicamente a Boston. Allí se encontró con unos primos que tenían tumbadoras, y se dedicó a descargar y a tocar en las fiestas del barrio. En el año 64, se muda de Boston a la ciudad de Nueva York, donde se encontró con el músico Lalo Olivera que vivía en Brooklin y tenía un grupo como el de Joe Cuba –Sexteto- que se llamaba “La Neoyorquina Seven Go”; representando esta experiencia la primera en materia musical para Héctor Casanova. Con este grupo, logra grabar su primer sencillo, el cual se titulaba “Rompe la pared”, tema que, según el propio Casanova, “no sirvió de nada”.
Su influencia musical
Casanova expresó que, el cantante modelo que sirvió de inspiración para forjar su estilo fue nada más y nada menos que el gran Benny Moré, bien llamado “Bárbaro del Ritmo”. Tuvo la suerte de pasar por varias agrupaciones en Nueva York, lo que le sirvió de experiencia para foguearse y luego entrar en el “Tumbao” del Maestro Johnny Pacheco.
Parecemos un matrimonio…
De esa forma se expresaba Casanova, haciendo alusión al binomio musical que logró conformar con Johnny Pacheco, uno de los más largos en la historia de la Salsa. Con Pacheco comenzó en el año 75; producto de una estrategia del sello Fania de lanzar a Pete “Conde” Rodríguez como solista. Estuvo desde el año 1975 hasta el año 1980, época en la que forma su propia agrupación: “Casanova y su Montuno”.
El contacto con Johnny Pacheco
Pacheco como siempre, fue un visionario y un cazador de talentos en la música. Ya había observado a Casanova cuando cantaba con la orquesta “Ritmo Tropical de Cuba”. De inmediato le gustó su trabajo, le facilitó unos Lps. –de Pacheco y su Tumbao- para que Casanova se aprendiera los temas; y desde ese momento comienza a formar parte del Tumbao de Pacheco. De todos los temas que grabó con Pacheco, recordaba con especial afecto el tema “Guaguancó pal’ que sabe”; así como también los temas “Las Muchachas” –grabado inicialmente por la Sonora Matancera-, “Esa Prieta” y “Si la tierra tiembla”.
Su trabajo como Solista
También, como tantos otros, Casanova hizo su intento por tener su propia agrupación. De allí surgió su primer Lp. en solitario, titulado: “Casanova: Montuno y las Muchachas”. Su carrera como solista no tuvo quizás la relevancia y la importancia que debió tener, a tal punto que Héctor Casanova años más tarde se reencuentra con el Maestro Pacheco.
También formó parte de las Estrellas de Fania, con quien tuvo la oportunidad de hacer varias giras y presentaciones a nivel internacional. Los números que cantaba, inspirados en su esencia por el Son cubano tradicional, fueron arreglados para que los músicos de Fania pudieran ejecutarlos. Importante también es resaltar uno de los últimos discos que Casanova logró grabar en el año 1999. Se trata del proyecto musical conocido como “Las Estrellas Caimán”, dirigido por el pianista Alfredito Valdés. Este CD se tituló “Descarga Brava 2000”, y representa para el ambiente uno de las grabaciones más importantes y menos comercial de estos tiempos, porque lamentablemente no contó con el apoyo de las estaciones de radio.
En este disco, Casanova comparte su trabajo musical con José Mangual Jr., Tito Puente, Andy González, Jimmy Sabater y Manny Oquendo, entre otros invitados especiales para esta grabación. Allí, Casanova hizo el tema “El Verdadero Son”, uno de los mejores de este disco.
En el año 2004, compartió su trabajo vocal con Gilberto Santa Rosa, Herman Olivera, Cheo Feliciano, Ismael Miranda, José Alberto “El Canario”, Michael Stewart, Tito Rojas, Adalberto Santiago, Johnny Ventura y Ray Viera; en el disco que representa –para muchos- la despedida de los estudios de grabación del Maestro Pacheco. Se trata del álbum “Entre amigos”, con el que Pacheco pretende agradecerle a todo su público el apoyo brindado en estos 50 años de carrera en el ambiente de la Salsa.
Los sueños que no se lograron
En una oportunidad, al preguntársele a Héctor Casanova que le faltaba por hacer en el plano musical, respondió lo siguiente: “quisiera ir a Brasil, y quisiera tener el honor de seguir junto al Maestro Johnny Pacheco –con quien se mantuvo trabajando por 35 años- el resto de mi carrera, porque hemos estado tantos años juntos. La separación sería una gran desilusión para mí. La música de Brasil me llama mucho la atención”.
Su despedida
María Casanova –viuda de Héctor Casanova- declaró a la prensa puertorriqueña el día viernes 18 de mayo que su esposo falleció el día jueves 17 de mayo a las 2 de la tarde, justo cuando arribó a su habitación Johnny Pacheco, quien fue por muchos años su director de orquesta y mejor amigo. Y en medio de esta terrible enfermedad que le aquejaba, Casanova se estaba preparando para grabar ese año -2007- un nuevo disco con Pacheco. Al igual que Celia, Casanova estuvo allí hasta el final, batallando contra esa terrible enfermedad, y con unas infinitas ganas de seguir alegrando a su gente con su canto. ¡Hasta siempre sonero!
Cortesía: por Hiram Guadalupe Pérez Aunque en el mundo musical se le conoció como Pete "El Conde" Rodríguez, su nombre de pila es Pedro Juan Rodríguez Ferrer, iniciado en las lides artísticas como Pete Rodríguez. Su influencia musical la recibió de su padre, quien tenía un grupo en Ponce llamado El Gondolero. Desde los seis anos tocaba el bongó y se paseaba cantando los boleros de la época. Tras la muerte de su padre, cuando tenía 13 años de edad, en 1946, se marcha a Nueva York por insistencia de su madre, Anatilde Ferrer. Estuvo en el ejército de Estados Unidos y participó de la unidad de paracaidistas. "Cuando me gradué de high school ya yo estaba buscando mi puertorriqueño, tratando de buscar con los grupitos (musicales) que estaban empezando. (Entonces) caí en el ejército, en North Carolina, e ingresé a la división de paracaidistas porque me gustaba cómo se veían, con botas brillosas y el uniforme se lo hacían sastres y tenían una cosa que se creían que podían dominar el mundo. Eran embuste, pero ellos se lo creían. (En el ejército) era difícil por el racismo, se la hacían difícil a uno. Yo hacía 12 años que no veía a mi primo y cuando llegué a Fort Bragg a verlo, (al momento de comer) tenía que cruzar el tren para ir con los negros y él comía con los blancos. Yo no estaba acostumbrado a eso. Yo podía ir a una tienda a comprar ropa, pero no podía usar la pluma para beber agua o el baño (que usaban los blancos)". En el ejército me hice paracaidista para ensenar que el puertorriqueño podía hacer lo que hacía el anglosajón… de tirarme de un avión aunque le tenía miedo a la altura, me daba vértigo. Y me dieron respeto porque era de Puerto Rico, yo quería que el americano supiera que el puertorriqueño tenía envergadura". Fue inspirado por Benny Moré, Miguelito Cuní, Cheo Marquetti, Vicentico Valdés y Lucho Gatica. Su primera incursión musical, sin embargo, fue como percusionista en la orquesta Oriental Cubana de Nueva York, en la que, ocasionalmente, cantaba plenas y merengues. En esta agrupación tuvo la oportunidad de acompañar al legendario cantante cubano Benny Moré. En 1957 formó parte de la orquesta Las Jóvenes Estrellas de Cuba del trompetista Roberto Rodríguez. De ahí pasó a fundar la orquesta Típica Novel, en 1958. A finales de los años 50 también trabajó con la orquesta Broadway, de la que se marchó para trabajar junto a Johnny Pacheco, el 5 de mayo de 1962, en sustitución del cantante Rudy Calzado. En la orquesta de quien más tarde se convertiría en su compadre interpretó charangas y compartió escena con los vocalistas Vitín López y Elliot Romero. En la banda de Pacheco, El Conde aportó su tono de voz de sonero experimentado, curtido en la escuela de Benny Moré, que hacía juego con el concepto de "tumbao anejo" que tenía la orquesta, destacada por su interpretación de charangas y sones. Al lado del destacado flautista formó un binomio musical que el público reconoció como fórmula ganadora, y junto a él -su entrañable amigo- grabó para el recién creado sello discográfico de la Fania, luego de haber trabajado dos discos para el sello Alegre: "Suavito. Pacheco y su charanga, Vol. IV" (1963) y "Spot light on Pacheco. Pacheco y su charanga, Vol. V" (1963). Su primer álbum con Pacheco, bajo el sello de Fania, fue "Mi nuevo tumbao… cañonazo" (1964). Luego llegó el disco "Pacheco en la feria mundial de Nueva York", seguido con "Por demanda popular" y poniendo fin a la primera etapa en la unión de ambos artistas. La razón del rompimiento se debió a los conflictos suscitados entre El Conde y el nuevo vocalista de la agrupación, el cubano Monguito Santamaría, según él mismo contó en una entrevista realizada por el periodista Jaime Torres Torres, de El Nuevo Día, y el coleccionista e historiador Robert Padilla, transmitida por Radio Sensación, en octubre de 2000. "En 1964 vino un cantante de Cuba que se llamaba Monguito y él cantaba los números de Miguelito Cunín y yo no me llevaba con él y me fui con (la orquesta) Sensación, en 1965. Cuando Monguito se fue de Pacheco, se le fue el humo de la cabeza y me buscó, porque no tenía a nadie", narró el sonero. Tras la ruptura momentánea con Pacheco, El Conde se movió a trabajar con el Conjunto Sensación de Rey Roy, entre los años 1964 al 1965, llegando a grabar dos discos: "Swing" (1965) y "Los campeones" (publicado en 1968, tras su salida del conjunto). Con esos trabajos popularizó los temas "El rincón" y "Salsa". Inmerso en las luchas sociales y políticas que emergieron en Estados Unidos a finales de la década del 60, El Conde, como seña de protesta y solidaridad, optó por dejarse la barba, sumándose a los reclamos reivindicativos de los negros y las minorías étnicas que vivían en ese país. Así va construyendo su nueva imagen, que da paso a su apodo de El Conde, bautizado así por su barbero. En 1966 regresa a la orquesta de Pacheco para reiniciar una nueva temporada musical. Es entonces cuando surgen los éxitos más difundidos y resonados de la pareja: "Convergencia", "Soy hijo del Siboney", "Azuquita mami", "La esencia del guaguancó", "Sonero", "Shalom Malecum", "El negro Panchón", "Primoroso cantar" y "Víralo al revés". Luego, en 1974, El Conde decidió abandonar la orquesta de Pacheco para lanzarse como solista, dando inicio a una nueva etapa en su vida musical con la producción de un disco homónimo, dirigido por su compadre, y que incluyó los temas "Los compadres", "Blanca paloma", "Perdón y olvido", "Un toque pa' Yambao", "Soy guajiro de verdad", "Babaíla", "El Conde Negro", "Fiesta en el cielo", "Sombras que paso" y "Lo que quiso Dios". En 1976 publicó su segundo álbum en solitario, "Este negro si es sabroso", en el que grabó una de sus canciones más famosas, "Catalina la O", además de "La abolición", "Cuando estoy contigo", "Se vende un corazón", "Sentimiento", "Tumbakutún", "Amor perdido", "Pueblo latino" y "Guaguancó de amor". En 1978 grabó el disco "Un toque de clase", seguido de "Soy la ley" (1979), para luego reencontrarse con su compadre en la producción "Celia, Johnny and Pete" (1980). Su última presentación en Puerto Rico, tres semanas antes de fallecer, fue para celebrar la producción del álbum "Masterpiece", en el anfiteatro "Tito Puente" de Hato Rey, y en el que se recogen los últimos temas que grabó el afamado "Rey del Timbal" junto al músico Eddie Palmieri. Quien fue una de las figuras cimeras del género salsero, y el primer cantante de la Fania, muere la madrugada del sábado 2 de diciembre de 2000, en su residencia de Nueva York, víctima de un infarto, cuando sólo contaba con 67 años de edad. Con el advenimiento del nuevo sonido urbano de la salsa, El Conde se coronó como un digno representante del sentimiento latino, interpelando el espíritu de solidaridad de esas comunidades como recurso de defensa y sobrevivencia social, como sucede en su interpretación de "Pueblo latino". Fue el delegado salsero del mulataje inquieto cimarronero. Sobresalió entre sus compañeros por su virtuosismo en el arte de la improvisación sonera y por su capacidad para cantar lo mismo un son montuno, que una guaracha, un guaguancó y un bolero. Hoy, es una leyenda para los intérpretes de la música salsa por ser una de las mejores voces del son, destacado por su forma de cantar aplomada y sabrosona, de timbre provocador y con un genuino conocimiento del arte interpretativo, más atinado a las expresiones sonoras de Cuba. El Conde innovó con el uso del güiro en las orquestas de la época, tocándolo diferente a la forma tradicional, reemplazando al cascareo de los timbales. Bailaba, cantaba y tocaba maracas a la vez, con ritmo y clave.
Sr Roberto Anglerò. Roberto Angleró Pepín nace un 12 de septiembre de 1929 en Fajardo Puerto Rico. Compositor, Cantante, Arreglista y Director musical. Uno de los compositores de música popular más prolíficos del Caribe. La habilidad y el arte de la composición musical fue una tarea que realizó en el tiempo libre del cual disponía luego de trabajar como mecánico. Profesionalmente debutó como cantante con Bobby Valentín. Según confiesa Roberto, sin la ayuda de Héctor Urdaneta y Lito Peña él no hubiese existido. Urdaneta era copista de Peer International y lo ayudó a inscribir sus primeras canciones, tales como “Qué le pasa a mi chamaca”, “El pisotón” y “La Pared”. “La Pared” recorrió el mundo en las voces de Yayo El Indio con La Panamericana